

Ignacio Ortiz.
En la historia se suceden hechos de manera sucesiva que, en función de su trascendencia, crean nuevos tiempos. Huelga decir que los luctuosos hechos que estamos viviendo cambiarán la manera de relacionarnos, ya no con los demás, sino con el entorno que nos rodea. En la actualidad el 55 % de la población mundial vive en ciudades, estimando a ONU que esta cifra ascenderá al 70 % en 2050. Son las urbes nuestro espacio mayoritario de convivencia, lugares de concentración de población no favorable a crisis sanitarias como la que padecemos. El confinamiento mundial, de profundo impacto económico y psicológico, nos ha obligado a trabajar de otras maneras. El denominado teletrabajo se ha impuesto en todas las compañías donde ha sido posible. Son varias empresas, en su mayoría de carácter tecnológico, las que lo han ofrecido sine die.
En este contexto, que habrá que valorar una vez superada la crisis del Covid-19, la distancia entre la vivienda y el puesto de trabajo que fue ampliada por el vehículo a motor, por el transporte público, extendiendo las dimensiones de los agrupamientos urbanos, veremos muy posiblemente una nueva dimensión. Una distancia que puede llegar a otro continente en los casos más extremos, pero que en muchos la lógica invita a ubicaciones relativamente próximas a las ciudades. Una gran cantidad de trabajadores puede vivir más unidos con la verdadera naturaleza, con menor contaminación, con un coste de la vivienda menor y desplazarme uno o dos días semanales al núcleo urbano. El equilibrio de la relación social con el resto de empleados de una empresa, las sinergias derivadas del contacto con los mismos y con clientes es necesaria. Pero puede reducirse, educarnos en una realidad diferente, en un nuevo tiempo que sin duda viene. Huir de un presentismo poco productivo, conciliar de manera real puede ser posible con el teletrabajo. Para ello debe ser respetuoso en los tiempos, estar bien regulado por los empleadores.
El Urbanismo y Ordenación del Territorio es una especialidad apasionante. Los ingenieros de Caminos somos competentes y debemos ponderar nuestra labor en este campo. Las nuevas ciudades deben saber adaptarse al devenir de los tiempos, de la tecnología. La calidad de las viviendas y su eficiencia energética son clave. La conexión con la naturaleza que la distancia del teletrabajo va a favorecer, debe ir acompañada de transporte público de alta capacidad, adecuadamente planificado. Miramos al futuro y trabajaremos por él.